jueves, 6 de noviembre de 2014

Una semana en Madagascar

Ésta es la primera de algunas crónicas que trataré de hacer, cuando vaya teniendo tiempo, para contaros mi periplo por Madagascar. Trataré de ser escueto y espero no aburriros con ellas si es que os apetece leerlas y de paso ver algunas fotos (podéis hacer click si deseáis ver las fotos más grandes).

Ahora hace ya una semana que llegué. Lo hice en avión, después de 30 horas de vuelos y escalas, y tuve la suerte de llegar de día. Sin embargo, la visión desde el aire no fue alentadora. Tal y como sabía, la isla se encuentra casi totalmente deforestada y esa visón se hace horriblemente patente desde el aire, desde donde observaba deforestación y erosión hasta donde alcanzaba lo que me permitía ver la estrecha ventana del avión.



Tal y como llegué a Antananarivo (Tana como la llaman aquí), y tras el examen de temperatura de rigor (por el ébola), y desorganizados y largos trámites de inmigración me dediqué a mis ya típicas gestiones aeroportuarias de comprarme un tarjeta de teléfono local y cambiar dinero. El billetaje en Madagascar es muy bajo. Así pues, el billete de uso corriente más alto equivale a menos de dos euros… Imaginareis mi sorpresa al cambiar mil euros y salir de allí con fajos inmensos de billetes con los que no sabía que hacer ni donde ponerlos, al más puro estilo Bárcenas. Como podréis suponer, esto dificultó mi poder de regateo con el taxista, que me vió salir de la oficina de cambio con billetes a manos llenas.




Finalmente (y por una pasta) tomé un taxi que me llevó a la estación de taxi-brouse que le pedí. En Madagascar, el transporte se basa en el taxi-brouse. No hay autobuses, sino este tipo de furgonetas, que también existen en otros países, de alrededor de 15 plazas (aunque lo normal es que vayan sobrepobladas) que van saliendo hacia destino a medida que se llenan… Una vez hecha la espera correspondiente tomé el mío hacia Andasibe. Mi viaje empieza hacia el este de la isla.

Llegué ya de noche a Andasibe donde, bastante cansado, me alojé casi en el primer lugar que encontré. A la mañana siguiente me desperté con la llamada matinal del Indri, el mayor de los lémures, y descubrí con  alegría que el sitio casualmente elegido para dormir era privilegiado. Tenia un bungalow con vistas a la selva y con despertador Indri incorporado; que más podía pedir?



A las 6 de esa misma mañana ya entraba en el parque nacional. La mañana era fresca y caía esa llovizna típica de las mañanas en la selva de cierta altura. Andasibe es un parque nacional precioso de bosque primario virgen y bien conservado. Algo que se agradece visto lo visto el día anterior. Pasé mi tiempo en Andasibe fotografiando camaleones, indris, sifakas de diadema (con los que no tuve mucha suerte), lémures nocturnos, el sorprendente escarabajo jirafa, y muchas otras especies que fueron saliendo a mi paso. Especialmente sorprendente me pareció el tema de los camaleones, que aunque difíciles de ver, los hay por doquier de todos los tamaños y formas.







Acabado mi tiempo en Andasibe, mediante la combinación de taxi-brouses pertinente me dirigí hacia la costa este, pasando por diversas poblaciones en que pude hacer algunas fotos, dispuesto a afrontar la RN5 hacia el norte.






 La RN5 es una ruta que puede hacerse solo en todo terreno y solo durante la época seca, siguiendo la costa este hacia el norte de Madagascar.  La forma en que la Lonely Planet la describe me parece bastante acertada: “Según como lo mires es la peor carretera que harás nunca, o una de las aventuras más excitantes en todo terreno que puedas llegar a hacer en tu vida”. La ruta tiene dos parte: Tamatave a Mananara y Mananara a Maroantsetra, de las que solo he hecho la primera (32h, muchos tramos a medias de 10Km/h o menos…) en el momento de escribir esto. La verdad es que es una ruta increíble. Va siguiendo la costa y el paisaje es impresionante. Playas y paisajes totalmente vírgenes acompañan el camino. De vez en cuando algún pequeño poblado aparece, donde se acostumbra a parar a descansar un rato. 


Durante todo el recorrido se deben cruzar 6 ríos mediante plataformas remolcadas a máquina o a mano (algunas son simplemente troncos unidos con cuerdas) y, en muchos trozos, la ruta es tan mala que yo no me atrevería a hacerla ni en bici… 



Sin embargo ésto tiene un precio para el coche. Durante este día y medio de camino he visto reparar el coche en más de cinco ocasiones de las formas más surrealistas posibles. Por no entrar en muchos detalles, mencionaré tan solo que en menos de dos horas he visto reparar la dirección absolutamente partida por una piedra, usando para ello un gancho de metal salido de no se donde, una barra de metal y cuerda!!!


El motivo de tan largo viaje es llegar a Mananara (donde me encuentro retenido debido a un derrumbe en la pista que me queda por delante al menos hasta dentro de un par de días), un lugar sin un encanto especial pero el de mayor probabilidad de toda la isla para ver al Aye Aye, el emblemático animal, que algunos hemos soñado con ver alguna vez en la vida.

Durante el viaje, estoy releyendo el libro de Gerald Durrell: Rescate en Madagascar. Lo leí de joven , pero me está haciendo mucha gracia releerlo sobre el terreno.  El libro narra la expedición de Durrell a Madagascar a la búsqueda, precisamente, del mítico Aye Aye. Durell llega a Manarara por la misma ruta en que yo lo hago (y la única disponible) y lo describe así: “Estaba oscureciendo cuando, para nuestro profundo alivio, por fin llegamos a Manarara, una aglomeración de casas decrépitas, la clase de lugar que debió de inspirar la expresión “one horse town” (salvo que en este caso creo que ni siquiera había un caballo). La atravesaban tres carreteras que parecían más accidentales que planeadas y con tantos agujeros como un queso de gruyere.” Y dado que Manarara está absolutamente fuera de los circuitos turísticos, dudo que haya cambiado mucho desde entonces.






Aquí me encuentro yo, a la espera de que se pueda seguir hacia el norte mientras dispongo de tiempo para escribir esto durante el día y trato de encontrar al Aye Aye por las noches… Lo mejor de todo es que ya he podido encontrarlo! Y lo que es aún más difícil, una hembra con cría (ahora es época de cría de varias especies de lémures). Es sin duda, un animal increíble y unos de esos mitos naturalistas que tiene uno, hechos realidad. Podría decir mucho de mi encuentro con tan fantástica criatura per prefiero, sin embargo, dejaros la descripción que de su encuentro hace Gerald Durrell, sin duda mejor que la mía, pero que comparto profundamente, tanto en visión como en ilusión: “En medio de la oscuridad vino hacia mí a través de las ramas, con sus brillantes ojos redondos e hipnóticos, sus orejas en forma de cuchara moviéndose en todas direcciones como antenas parabólicas, sus bigotes blancos tanteando el aire con estremecimientos de detector; sus manos negras, de dedos muy delgados, el tercero prodigiosamente alargado, golpeando levemente las ramas a medida que avanzaba, como las de un pianista que ejecutara un fragmento complicado de Chopin. Parecía el gato negro de una bruja de Walt Disney con un toque de E.T. Si algún día los marcianos llegan a la Tierra, la criatura que salga de su platillo volante se parecerá a él. […] Acababa de tener mi primer encuentro con un Aye Aye, y decidí que de todas las criaturas que había tenido el privilegio de conocer, era la más increíble.”



7 comentarios:

  1. Impresionante Joan !!
    Aquí usas el impreso de permiso para sacar fotos a personas?

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  2. Espectacular viaje Joan! Muchas gracias por compartirlo en vivo con nosotros, es una gozada!
    Enhorabuena por la fotos de los Aye, Aye ! ¿Has visto muchos pájaros? A ver si puedes hacer alguna del Monarca colilargo malgache o del pájaro sol suimanga.

    Isa y Victor.

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  3. Fantástica la crónica y las fotos, un abrazo

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  4. Muchísimas gracias Joan por compartir tan fantástico reportaje.
    Suerte en tu viaje y que encuentres todo lo que busques.

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  5. Muchas gracias por vuestros comentarios, son alentadores! Poco pájaro Isa... A ver si pongo alguna!
    El permiso (model release escrito), Josep, lo pido en algunas pero no en todas. Permiso para tomar la foto en todas!

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