Queridos amigos,
Este 2010, finalmente, no ha sido un año mucho más halagüeño que el pasado. Los brotes verdes no han acabado de florecer y la dichosa crisis y la pesadumbre que la acompaña han seguido más o menos donde estaban. Viajando he aprendido que todo en la vida, como en la naturaleza, forma parte de un delicado equilibrio y, aunque suene a tópico, tiempos de crisis pueden ser también tiempos de oportunidades.
Cuando hago fotos, esencialmente, trato de retratar las sublimes luces mágicas que, a veces, la naturaleza nos regala o de robarle una mirada o un gesto fugaz a un animal. No acostumbra a ser cuestión de suerte, sino de minuciosa preparación. Se deben controlar multitud de variables y, a menudo, tengo que volver una y otra vez al mismo lugar, esperando a que se den las circunstancias idóneas. Pero de vez en cuando, el día menos pensado, sucede que el sol se pone por donde debe, las nubes tienen la textura exacta y la escena se muestra tal y como la había imaginado. Tengo mi oportunidad, esa es la foto. Y entonces debo estar allí y procurar hacer click sin estropearla, con la exposición correcta, el diafragma adecuado y sin equivocar la composición.
Decía Ansel Adams que “si se hacía una buena foto al año ya se estaba haciendo mucho”. Una foto de la que sentirse orgulloso. Una foto que, al cabo de muchos años, pudieses mirar y recordar lo vivo que estuviste ese amanecer y lo maravillosa que fue esa luz. Hay que desearlas y hay que perseguirlas. Hay que buscarlas por tierra, mar y aire. Hay que inspirarse en Frans Lanting y estudiar sus “Paraisos Olvidados”, hay que leer a Galen Rowell e impregnarse de la mística de sus “Luces de Montaña”. ¡Hay que provocar oportunidades!
Aunque la fotografía naturalística es sobretodo preparación en la naturaleza nunca es posible controlarlo todo. A veces hay que dejar que las cosas sucedan, que las oportunidades aparezcan, y entonces tener la mente fresca para aprovecharlas, incluso cuando no se han preparado.
Fácil de decir, difícil de hacer, pero con una sola foto buena que se estuviera haciendo al año, con aprovechar una gran oportunidad, tal vez ya se estaría haciendo mucho.
Para mí, este 2010 ha sido un año lleno de oportunidades, retos y emociones. He crecido personal y profesionalmente. He visitado nuevos destinos y conocido nuevas culturas. He alcanzado nuevos logros profesionales que se ven satisfechos por la alegría del esfuerzo cumplido. A toda la gente que seguís mi trabajo no puedo más que expresaros mi más profundo agradecimiento. Como fotógrafo, es realmente gratificante sentir que la labor realizada con gran dedicación y esfuerzo es apreciada y valorada. Sin embargo, más allá de toda satisfacción profesional, yace el privilegio de haber tenido la suerte de compartir grandes momentos con muchos de vosotros.
Solo me queda desearos que paséis unas muy felices fiestas, y una feliz entrada a este nuevo año 2011, que seguro que nos traerá nuevas experiencias y aventuras.
Un abrazo,
Este 2010, finalmente, no ha sido un año mucho más halagüeño que el pasado. Los brotes verdes no han acabado de florecer y la dichosa crisis y la pesadumbre que la acompaña han seguido más o menos donde estaban. Viajando he aprendido que todo en la vida, como en la naturaleza, forma parte de un delicado equilibrio y, aunque suene a tópico, tiempos de crisis pueden ser también tiempos de oportunidades.
Cuando hago fotos, esencialmente, trato de retratar las sublimes luces mágicas que, a veces, la naturaleza nos regala o de robarle una mirada o un gesto fugaz a un animal. No acostumbra a ser cuestión de suerte, sino de minuciosa preparación. Se deben controlar multitud de variables y, a menudo, tengo que volver una y otra vez al mismo lugar, esperando a que se den las circunstancias idóneas. Pero de vez en cuando, el día menos pensado, sucede que el sol se pone por donde debe, las nubes tienen la textura exacta y la escena se muestra tal y como la había imaginado. Tengo mi oportunidad, esa es la foto. Y entonces debo estar allí y procurar hacer click sin estropearla, con la exposición correcta, el diafragma adecuado y sin equivocar la composición.
Decía Ansel Adams que “si se hacía una buena foto al año ya se estaba haciendo mucho”. Una foto de la que sentirse orgulloso. Una foto que, al cabo de muchos años, pudieses mirar y recordar lo vivo que estuviste ese amanecer y lo maravillosa que fue esa luz. Hay que desearlas y hay que perseguirlas. Hay que buscarlas por tierra, mar y aire. Hay que inspirarse en Frans Lanting y estudiar sus “Paraisos Olvidados”, hay que leer a Galen Rowell e impregnarse de la mística de sus “Luces de Montaña”. ¡Hay que provocar oportunidades!
Aunque la fotografía naturalística es sobretodo preparación en la naturaleza nunca es posible controlarlo todo. A veces hay que dejar que las cosas sucedan, que las oportunidades aparezcan, y entonces tener la mente fresca para aprovecharlas, incluso cuando no se han preparado.
Fácil de decir, difícil de hacer, pero con una sola foto buena que se estuviera haciendo al año, con aprovechar una gran oportunidad, tal vez ya se estaría haciendo mucho.
Para mí, este 2010 ha sido un año lleno de oportunidades, retos y emociones. He crecido personal y profesionalmente. He visitado nuevos destinos y conocido nuevas culturas. He alcanzado nuevos logros profesionales que se ven satisfechos por la alegría del esfuerzo cumplido. A toda la gente que seguís mi trabajo no puedo más que expresaros mi más profundo agradecimiento. Como fotógrafo, es realmente gratificante sentir que la labor realizada con gran dedicación y esfuerzo es apreciada y valorada. Sin embargo, más allá de toda satisfacción profesional, yace el privilegio de haber tenido la suerte de compartir grandes momentos con muchos de vosotros.
Solo me queda desearos que paséis unas muy felices fiestas, y una feliz entrada a este nuevo año 2011, que seguro que nos traerá nuevas experiencias y aventuras.
Un abrazo,
