jueves, 9 de mayo de 2013

Crónica Stromboli



Durante mi carrera he tenido la oportunidad de visitar varios volcanes en varios lugares del mundo y con diversos niveles de actividad. Sin embargo, Stromboli, al que he acudido en más de una ocasión es quizás el más fotogénico de todos los que conozco. Vivir las erupciones de un volcán de cerca es una experiencia sobrecogedora, y Stromboli ofrece unas posibilidades excepcionales en este sentido.

Stromboli es una isla del archipiélago de las eolias, la más alejada del continente de todas ellas. Es en sí misma un volcán que se eleva 3000 metros sobre el lecho marino, 2000 de ellos bajo el nivel del mar y 1000 emergidos sobre la superficie. Está habitada en dos poblaciones, Stromboli y Ginostra. Entre ambas no suman los 500 habitantes y, Ginostra, la menor de las dos, dice tener el puerto más pequeño del mediterráneo y sus habitantes aun utilizan burros como medio de transporte. 

Hace pocas semanas he tenido oportunidad de visitar de nuevo la isla acompañado de un grupo de fotógrafos interesados en fotografiarla y vivir la experiencia del volcán en un taller que organizamos para tal fin.  

Os dejo algunas fotos del lugar (podéis hacer clic para verlas más grandes) y, durante los próximos días, comentaré extensamente una de las fotos que os muestro y explicaré la técnica utilizada para lograrla.

Desde el mar, Stromboli muestra su típica forma de cono volcánico y, cuando se produce una erupción, deja ver el negro humo que emana del cráter.


Frente a Stromboli se encuentra un pequeño peñasco con un faro, el Strombolichio, que geológicamente es anterior a la emersión de la propia isla de Stromboli. 

 

  
Pese a que hay muchas cosas bonitas en Stromboli, empezando por el propio pueblo de casas blancas o sus paisajes mediterráneos, para no alagarme voy al centro de interés de nuestra visita: el volcán.

Para verlo en su esplendor hay que emprender una caminata que se eleva por la ladera del volcán. El ascenso hasta los 400 metros de altura es libre, por encima de los 400 metros se deben pedir permisos.

Sin embargo, ya desde los 400 metros de altura y desde el lugar adecuado las vistas son impresionantes. Pueden verse con seguridad las erupciones y la “Sciara du fuoco”, que es el camino que los materiales piroclásticos siguen desde su erupción hasta llegar al mar. 

Si bien de día ya es impresionante,



Es de noche cuando el espectáculo alcanza su máximo esplendor.


Y si las fuerzas y los permisos lo permiten, caminar los 1000 metros de desnivel que llevan hasta la cumbre y planear la ascensión para llegar a la cima en la puesta de sol tiene recompensa: Una hora (tiempo máximo permitido en la cima) de impresionante espectáculo en el borde del cráter, con el mar de fondo en un lugar que la naturaleza parece haber diseñado expresamente para ser disfrutado con la contemplación de los mejores fuegos artificiales que yo haya visto nunca. 

 
Finalmente, Stromboli tiene uno de los mejores cielos de Europa en cuanto a contaminación lumínica se refiere, y esto permite disfrutar de un manto de estrellas cada noche despejada.


Quiero acabar agradeciendo su presencia a los participantes que quisieron acompañarme en esta aventura y que espero que disfrutasen de la experiencia. 


De izquierda a derecha: Marta, Joan, Jordi, Montse, Yo, Victoria, Vicenç, Victor, Isa y Dolors y Maria que no aparecen en esta foto. Muchas gracias a todos!

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