Ésta es la primera de algunas crónicas que trataré de hacer,
cuando vaya teniendo tiempo, para contaros mi periplo por Madagascar. Trataré
de ser escueto y espero no aburriros con ellas si es que os apetece leerlas y
de paso ver algunas fotos (podéis hacer click si deseáis ver las fotos más grandes).
Ahora hace ya una semana que llegué. Lo hice en avión,
después de 30 horas de vuelos y escalas, y tuve la suerte de llegar de día. Sin
embargo, la visión desde el aire no fue alentadora. Tal y como sabía, la isla
se encuentra casi totalmente deforestada y esa visón se hace horriblemente
patente desde el aire, desde donde observaba deforestación y erosión hasta
donde alcanzaba lo que me permitía ver la estrecha ventana del avión.
Tal y como llegué a Antananarivo (Tana como la llaman aquí),
y tras el examen de temperatura de rigor (por el ébola), y desorganizados y
largos trámites de inmigración me dediqué a mis ya típicas gestiones
aeroportuarias de comprarme un tarjeta de teléfono local y cambiar dinero. El
billetaje en Madagascar es muy bajo. Así pues, el billete de uso corriente más
alto equivale a menos de dos euros… Imaginareis mi sorpresa al cambiar mil
euros y salir de allí con fajos inmensos de billetes con los que no sabía que
hacer ni donde ponerlos, al más puro estilo Bárcenas. Como podréis suponer,
esto dificultó mi poder de regateo con el taxista, que me vió salir de la
oficina de cambio con billetes a manos llenas.
Finalmente (y por una pasta) tomé un taxi que me llevó a la
estación de taxi-brouse que le pedí. En Madagascar, el transporte se basa en el
taxi-brouse. No hay autobuses, sino este tipo de furgonetas, que también
existen en otros países, de alrededor de 15 plazas (aunque lo normal es que
vayan sobrepobladas) que van saliendo hacia destino a medida que se llenan… Una
vez hecha la espera correspondiente tomé el mío hacia Andasibe. Mi viaje
empieza hacia el este de la isla.
Llegué ya de noche a Andasibe donde, bastante cansado, me
alojé casi en el primer lugar que encontré. A la mañana siguiente me desperté
con la llamada matinal del Indri, el mayor de los lémures, y descubrí con alegría que el sitio casualmente elegido para
dormir era privilegiado. Tenia un bungalow con vistas a la selva y con
despertador Indri incorporado; que más podía pedir?
A las 6 de esa misma mañana ya entraba en el parque nacional.
La mañana era fresca y caía esa llovizna típica de las mañanas en la selva de
cierta altura. Andasibe es un parque nacional precioso de bosque primario virgen
y bien conservado. Algo que se agradece visto lo visto el día anterior. Pasé mi
tiempo en Andasibe fotografiando camaleones, indris, sifakas de diadema (con
los que no tuve mucha suerte), lémures nocturnos, el sorprendente escarabajo
jirafa, y muchas otras especies que fueron saliendo a mi paso. Especialmente
sorprendente me pareció el tema de los camaleones, que aunque difíciles de ver,
los hay por doquier de todos los tamaños y formas.
Acabado mi tiempo en Andasibe, mediante la combinación de
taxi-brouses pertinente me dirigí hacia la costa este, pasando por diversas poblaciones en que pude hacer algunas fotos, dispuesto a afrontar la RN5
hacia el norte.
La RN5 es una ruta que puede hacerse solo en todo terreno y solo
durante la época seca, siguiendo la costa este hacia el norte de
Madagascar. La forma en que la Lonely
Planet la describe me parece bastante acertada: “Según como lo mires es la peor
carretera que harás nunca, o una de las aventuras más excitantes en todo
terreno que puedas llegar a hacer en tu vida”. La ruta tiene dos parte:
Tamatave a Mananara y Mananara a Maroantsetra, de las que solo he hecho la
primera (32h, muchos tramos a medias de 10Km/h o menos…) en el momento de
escribir esto. La verdad es que es una ruta increíble. Va siguiendo la costa y
el paisaje es impresionante. Playas y paisajes totalmente vírgenes acompañan el
camino. De vez en cuando algún pequeño poblado aparece, donde se acostumbra a parar a descansar un rato.
Durante todo el recorrido se deben cruzar 6 ríos mediante plataformas
remolcadas a máquina o a mano (algunas son simplemente troncos unidos con
cuerdas) y, en muchos trozos, la ruta es tan mala que yo no me atrevería a
hacerla ni en bici…
Sin embargo ésto tiene un precio para el coche. Durante
este día y medio de camino he visto reparar el coche en más de cinco ocasiones de
las formas más surrealistas posibles. Por no entrar en muchos detalles,
mencionaré tan solo que en menos de dos horas he visto reparar la dirección
absolutamente partida por una piedra, usando para ello un gancho de metal salido
de no se donde, una barra de metal y cuerda!!!
El motivo de tan largo viaje es llegar a Mananara (donde me
encuentro retenido debido a un derrumbe en la pista que me queda por delante al
menos hasta dentro de un par de días), un lugar sin un encanto especial pero el
de mayor probabilidad de toda la isla para ver al Aye Aye, el emblemático
animal, que algunos hemos soñado con ver alguna vez en la vida.
Durante el viaje, estoy releyendo el libro de Gerald
Durrell: Rescate en Madagascar. Lo leí de joven , pero me está haciendo mucha
gracia releerlo sobre el terreno. El
libro narra la expedición de Durrell a Madagascar a la búsqueda, precisamente,
del mítico Aye Aye. Durell llega a Manarara por la misma ruta en que yo lo hago
(y la única disponible) y lo describe así: “Estaba oscureciendo cuando, para
nuestro profundo alivio, por fin llegamos a Manarara, una aglomeración de casas
decrépitas, la clase de lugar que debió de inspirar la expresión “one horse
town” (salvo que en este caso creo que ni siquiera había un caballo). La
atravesaban tres carreteras que parecían más accidentales que planeadas y con
tantos agujeros como un queso de gruyere.” Y dado que Manarara está
absolutamente fuera de los circuitos turísticos, dudo que haya cambiado mucho
desde entonces.
Aquí me encuentro yo, a la espera de que se pueda seguir
hacia el norte mientras dispongo de tiempo para escribir esto durante el día y trato
de encontrar al Aye Aye por las noches… Lo mejor de todo es que ya he podido
encontrarlo! Y lo que es aún más difícil, una hembra con cría (ahora es época
de cría de varias especies de lémures). Es sin duda, un animal increíble y unos
de esos mitos naturalistas que tiene uno, hechos realidad. Podría decir mucho
de mi encuentro con tan fantástica criatura per prefiero, sin embargo, dejaros
la descripción que de su encuentro hace Gerald Durrell, sin duda mejor que la
mía, pero que comparto profundamente, tanto en visión como en ilusión: “En
medio de la oscuridad vino hacia mí a través de las ramas, con sus brillantes
ojos redondos e hipnóticos, sus orejas en forma de cuchara moviéndose en todas
direcciones como antenas parabólicas, sus bigotes blancos tanteando el aire con
estremecimientos de detector; sus manos negras, de dedos muy delgados, el
tercero prodigiosamente alargado, golpeando levemente las ramas a medida que
avanzaba, como las de un pianista que ejecutara un fragmento complicado de
Chopin. Parecía el gato negro de una bruja de Walt Disney con un toque de E.T.
Si algún día los marcianos llegan a la Tierra, la criatura que salga de su
platillo volante se parecerá a él. […] Acababa de tener mi primer encuentro con
un Aye Aye, y decidí que de todas las criaturas que había tenido el privilegio
de conocer, era la más increíble.”
Impresionante Joan !!
ResponderEliminarAquí usas el impreso de permiso para sacar fotos a personas?
Espectacular viaje Joan! Muchas gracias por compartirlo en vivo con nosotros, es una gozada!
ResponderEliminarEnhorabuena por la fotos de los Aye, Aye ! ¿Has visto muchos pájaros? A ver si puedes hacer alguna del Monarca colilargo malgache o del pájaro sol suimanga.
Isa y Victor.
Fantástica la crónica y las fotos, un abrazo
ResponderEliminarMuchísimas gracias Joan por compartir tan fantástico reportaje.
ResponderEliminarSuerte en tu viaje y que encuentres todo lo que busques.
Molt interessant!!
ResponderEliminarMuchas gracias por vuestros comentarios, son alentadores! Poco pájaro Isa... A ver si pongo alguna!
ResponderEliminarEl permiso (model release escrito), Josep, lo pido en algunas pero no en todas. Permiso para tomar la foto en todas!
Què interessant! i quina enveja!!!!!
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