Sigo dónde lo dejé la última vez...
Finalmente logré salir de Mananara de la
forma menos prevista, por barco. Existe una línea local de barcos que efectúa
el recorrido, sin embargo sus idas y venidas son aun más imprevisibles que las
de los taxi-brouse. La casualidad quiso que llegase del sur una de estas
embarcaciones a la que me pude añadir en su ruta hacia el norte y alcanzar así
Maraontsaetra.
Maraontsaetra está en el lejano noreste de
Madagascar, muy muy aislada de no ser porqué tiene un pequeño aeropuerto. Es el
lugar al que uno debe ir si quiere explorar el parque nacional de Masaola o la
isla de Nosy Mangabe. Desgraciadamente, mis tribulaciones anteriores me dejaron
con poco tiempo para adentrarme en Masaola, lo que me hubiese llevado un mínimo
de 3 o 4 días, así que decidí dejarlo para la próxima vez y centrar mis
esfuerzos en Nosy Mangabe.
Nosy Mangabe es la típica isla selvática de
las películas de piratas. Por cierto, se sabe que la isla sirvió de refugio
real a los piratas cuando estos campaban a sus anchas por las aguas del
Índico. Su atractivo principal, además
de tratarse de una isla tremendamente idílica y moderadamente pequeña (en tres
horas puede subirse a su colina central y descender a la playa opuesta) es la
presencia en su selva del Leaf Tailed Geko, un fascinante reptil auténtico
maestro del camuflaje, y del camaleón más pequeño del mundo. El especial atractivo
que tiene la isla para estas especies es la falta de parte de sus depredadores
naturales (algunas aves) lo que hace que
se encuentren en mayor medida.
Por el camino he conocido a un pareja de holandeses de mi edad, Martin y Katja. Resultan ser gente encantadora y divertida a la par que grandes viajeros y, puesto que llegar a Nosy Mangabe es algo caro debido al barco que hay que alquilar, decidimos compartir ruta unos días. No acostumbro a compartir partes del viaje, puesto que hacer fotos y compartir viaje con otros viajeros acostumbran a ser actividades poco compatibles. Sin embargo, al ver el buen talante que tenían y la posible independencia mutua que podíamos tener en a isla decidí hacer una excepción.
Acabado nuestro tiempo en Nosy Mangabe
compartimos espera en el aeropuerto. Casualidades de la vida, tanto ellos como
yo teníamos un vuelo reservado el mismo día aunque con destinos distintos.
Fuimos con mucho tiempo al aeropuerto porqué mucha gente nos había dicho que
los aviones pueden salir antes de la hora prevista. Visto lo visto con los
transportes del país ya no me sorprendería nada. Sin embargo, como era de esperar,
mi vuelo hacia Tana acabó saliendo unas 3 horas tarde…
En Tana pasé noche y poco más ya que me
volvió a tocar jornada de taxi-brouse para alcanzar la costa oeste del país.
Tras el largo viaje a Morondava mi destino quedaba más cerca: el bosque de
Kirindi, donde me dediqué a la búsqueda del Fosa, el mayor carnívoro de la
isla.
Cuando la gente oye hablar de Madagascar
acostumbra a asociar dos conceptos: África y fauna. En realidad no es el
paradigma de ninguna de las dos cosas. No se conoce muy bien como sucedió la
colonización de Madagascar, pero parece muy claro que fué tanto africana como malayo-polinesia (si, habéis oído bien,
el como, ni idea). Varios aspectos culturales, desde el uso de instrumentos a
la lengua, defienden este origen. Y es patente que los rasgos asiáticos están
muy presentes en la población, especialmente en la costa este, más asiática que
la oeste, en que los rasgos son más parecidos a los del África central. En
cuanto a la fauna, no se debe olvidar que el animal salvaje más grande que
puede verse en Madagascar no es mayor que un perro mediano, así que no tiene
nada que ver con la profusión de grandes mamíferos de las sabanas de la vecina
África continental. Sin embargo, prácticamente todo lo que vive en Madagascar
lo hace solamente aquí, así que uno puede sentirse privilegiado de
contemplarlo.
En estas meditaciones me encontraba en
Kirindi mientras buscaba el fosa. El clima en esta costa es extremadamente
caluroso (en la época seca). Se trata del Dry forest, muy diferente del
rainforest de las zonas más húmedas de la isla. El bajobosque del dry forest es
tupido y encontrar algo aquí es tarea difícil. Sin embargo, tenía controlado el
territorio del fosa y era la mejor época para verlo aunque mucha gente a quien
pregunté por el camino no había logrado verlo. Me lo tomé con calma y después
de caminar por al zona bajo un sol de justicia y un calor francamente
agobiante, decidí sentarme en lo que consideré una zona propicia de paso para
el fosa. No tuve que esperar mucho para oír algo moverse entre la maleza. No
lograba ver que era, pero ¿que otra cosa podía ser? Oí como se acercaba y
finalmente apareció. Su pelaje de bello color miel y su larguísimo y musculoso
cuerpo de aspecto extrañamente felino no dejaban lugar a dudas, era un fosa
macho. Apareció con un caminar indolente
y pasó a escasos metros de donde estaba. Me lanzó una mirada fugaz, no me
atrevo a decir ni tan solo que me examinara, y siguió su camino sin prestarme
la mayor atención. Tomé algunas fotos rápidas. Intuí que lograr algo mejor iba
a ser difícil dado el tipo de hábitat.
Dediqué el día a seguirlo hasta que,
poco a poco, me toleró a menor distancia y me permitió entrar en su mundo. Se
trata de un animal increíble, más pequeño que un border collie, pero que
desprende una fuerza, elegancia y seguridad increíbles. Él es el depredador
supremo allí, no tiene rival, es temido y lo sabe. Muestra aires de león y,
pese a su tamaño, me infunde el mismo respeto y las mismas sensaciones que sus
equivalentes continentales. El tiempo que pasé con él fué maravilloso. Lo ví
subir y bajar de los árboles (baja cabeza abajo, lo que supone una destreza y
fuerza nada despreciables) con una agilidad increíble. No hay que olvidar que
se alimenta, entre otras cosas, de lémures, así que hay que suponerle unas artes
y cualidades excelentes para atraparlos. Finalmente, después de muchas horas,
estuvimos bien acostumbrados el uno al otro, y acabé pudiendo sentarme a
escasos tres o cuatro metros y aproveché para tomar alguna foto aceptable entre
la maraña del sotobosque del incómodo dry forest.
Impresionante Joan.
ResponderEliminarEspectacular viaje y enhorabuena por las fotos del fosa, un animal muy difícil de fotografiar.
Suerte en el resto de tu viaje.
Xavier Ortega
Gracias Xavier, si, el fosa no es fácil por el hábitat que frecuenta, pero que te voy a contar. Tu también las habrás visto de todos los colores y al final acabas sacando alguna no? Con paciencia y tiempo...
EliminarBrutals les fotos Joan!
ResponderEliminarGràcies Marc, m'alegro de que t'agradin!
EliminarEi Joan. Ho estàs bordant. Ja saps que a mi em costa fer afalacs però és que amb aquests relats i aquestes fotos estic bocabadat.
ResponderEliminarGràcies Joan, m'alegro molt de que t'egradin. Venint de tu, l'afalac és doble! Gràcies!
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