lunes, 13 de mayo de 2013

Foto comentada: Volcán


Datos toma

Stromboli 2012. RAW. 116 mm. Enfoque manual. Exposición Manual. ISO 200. f/ 6,3. 20 s. WB 3000 ºK. Trípode. Cable disparador.  Revelada en Lightroom.

Condiciones y técnica:

Fotografiar un volcán no es tarea fácil. Incluye el dominio de diversas técnicas relacionadas con la fotografía de larga exposición con la añadidura de la impredictibilidad de la erupción, que es diferente cada vez. Podría asemejarse, en cierta manera, a la técnica adecuada para fotografiar fuegos artificiales. El mejor momento para fotografiar un volcán es durante la noche o al anochecer. Un trípode y un cable disparador son imprescindibles y un filtro skylight puede ser conveniente para tratar de proteger los recubrimientos de las ópticas de los gases corrosivos que el volcán puede emanar.

En este tipo de fotografías, lo esencial es establecer de entrada la abertura y el iso a utilizar. Estos parámetros determinarán el nivel de exposición de la erupción con independencia del tiempo de exposición. Estos valores son difíciles de estipular a priori, ya que dependen de cada volcán, de cada erupción, del tamaño que ocupa en el encuadre… El estudio de la actividad del volcán, de la posición desde donde se fotografiará y el buen ojo del fotógrafo ayudarán a estimar estos parámetros que se afinarán por ensayo y error.

Una vez estos parámetros están fijados, el tiempo de exposición afectará en poca medida a la exposición de la erupción, sin embargo, tendrá efectos significativos en la exposición del segundo plano. En el caso de ser el cielo y de no ser noche cerrada, se logrará que se muestre más azulado en una exposición larga, al sumar más luz durante la exposición. Esto no sucede así con la erupción, ya que ésta ocurre en un intervalo más corto de tiempo y cada “trazo eruptivo” sucede en lugares diferentes y no se suman unos a otros (aunque si se suman, en cierta medida, en el centro de la erupción).  Además, mayores tiempos de exposición, pueden permitir captar dos erupciones consecutivas o trazos de estrellas de fondo. Usar el modo bulb de la cámara suponen la forma más cómoda de afrontar la fotografía de las erupciones, ya que  se puede iniciar la fotografiar en cualquier momento, esperar a que se dé una erupción y finalizar la exposición una vez la erupción ha concluido. En el caso de usar exposiciones largas, es recomendable tener activado en la cámara la reducción de ruido de larga exposición. Esta opción mejorará los resultados en la fotografía, sin embargo, la duración del proceso es tan larga como la propia duración de la fotografía, y esto podría llevar a perdernos alguna erupción…

Por otro lado, estar atento al momento de la erupción y realizar en aquel momento fotografías de exposiciones más cortas crearán imágenes más dramáticas, con trazas más cortas y más representativas de la tensión de la erupción.

Para finalizar, comentar que los balances de blancos fríos acostumbran a ser los más convenientes en este tipo de fotografía, ya que mitigan los tonos cálidos de la erupción sin llegar a eliminarlos y enriquecen el cielo con los violetas y los azules. 

Composición:

La composición de la imagen es sencilla y con pocos elementos. La erupción, situada en un tercio capta rápidamente la atención. Después el ojo sigue las trazas eruptivas y el descenso de la ladera hacia la derecha. Es destacable, en esta foto, los degradados de color desde los tonos cálidos de la zona eruptiva hasta los fríos del cielo, captados gracias a la larga exposición y al balance de blancos utilizado.

jueves, 9 de mayo de 2013

Crónica Stromboli



Durante mi carrera he tenido la oportunidad de visitar varios volcanes en varios lugares del mundo y con diversos niveles de actividad. Sin embargo, Stromboli, al que he acudido en más de una ocasión es quizás el más fotogénico de todos los que conozco. Vivir las erupciones de un volcán de cerca es una experiencia sobrecogedora, y Stromboli ofrece unas posibilidades excepcionales en este sentido.

Stromboli es una isla del archipiélago de las eolias, la más alejada del continente de todas ellas. Es en sí misma un volcán que se eleva 3000 metros sobre el lecho marino, 2000 de ellos bajo el nivel del mar y 1000 emergidos sobre la superficie. Está habitada en dos poblaciones, Stromboli y Ginostra. Entre ambas no suman los 500 habitantes y, Ginostra, la menor de las dos, dice tener el puerto más pequeño del mediterráneo y sus habitantes aun utilizan burros como medio de transporte. 

Hace pocas semanas he tenido oportunidad de visitar de nuevo la isla acompañado de un grupo de fotógrafos interesados en fotografiarla y vivir la experiencia del volcán en un taller que organizamos para tal fin.  

Os dejo algunas fotos del lugar (podéis hacer clic para verlas más grandes) y, durante los próximos días, comentaré extensamente una de las fotos que os muestro y explicaré la técnica utilizada para lograrla.

Desde el mar, Stromboli muestra su típica forma de cono volcánico y, cuando se produce una erupción, deja ver el negro humo que emana del cráter.


Frente a Stromboli se encuentra un pequeño peñasco con un faro, el Strombolichio, que geológicamente es anterior a la emersión de la propia isla de Stromboli. 

 

  
Pese a que hay muchas cosas bonitas en Stromboli, empezando por el propio pueblo de casas blancas o sus paisajes mediterráneos, para no alagarme voy al centro de interés de nuestra visita: el volcán.

Para verlo en su esplendor hay que emprender una caminata que se eleva por la ladera del volcán. El ascenso hasta los 400 metros de altura es libre, por encima de los 400 metros se deben pedir permisos.

Sin embargo, ya desde los 400 metros de altura y desde el lugar adecuado las vistas son impresionantes. Pueden verse con seguridad las erupciones y la “Sciara du fuoco”, que es el camino que los materiales piroclásticos siguen desde su erupción hasta llegar al mar. 

Si bien de día ya es impresionante,



Es de noche cuando el espectáculo alcanza su máximo esplendor.


Y si las fuerzas y los permisos lo permiten, caminar los 1000 metros de desnivel que llevan hasta la cumbre y planear la ascensión para llegar a la cima en la puesta de sol tiene recompensa: Una hora (tiempo máximo permitido en la cima) de impresionante espectáculo en el borde del cráter, con el mar de fondo en un lugar que la naturaleza parece haber diseñado expresamente para ser disfrutado con la contemplación de los mejores fuegos artificiales que yo haya visto nunca. 

 
Finalmente, Stromboli tiene uno de los mejores cielos de Europa en cuanto a contaminación lumínica se refiere, y esto permite disfrutar de un manto de estrellas cada noche despejada.


Quiero acabar agradeciendo su presencia a los participantes que quisieron acompañarme en esta aventura y que espero que disfrutasen de la experiencia. 


De izquierda a derecha: Marta, Joan, Jordi, Montse, Yo, Victoria, Vicenç, Victor, Isa y Dolors y Maria que no aparecen en esta foto. Muchas gracias a todos!